La película boliviana ‘Chaco’ nos recuerda lo absurdo de las guerras, en particular una guerra que se lucha por caprichos e intereses de otros, y en la que los soldados—en su mayoría de comunidades desfavorecidas—son quienes mas sufren y más rápido quedan en el olvido.
El primer trabajo de ficción de Diego Mondaca nos presenta la ironía de seguir en guerra sin un enemigo al frente y sin conocer quién es. La película sigue las vicisitudes de un diminuto regimiento de soldados bolivianos comandados por un militar alemán retirado, el cual necesita de la guerra y las jerarquías militares para explicar su existencia, durante los últimos días de la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay.
Sin embargo, el filme se centra en Liborio, Ticona y el grupo de soldados, quienes en su mayoría son indígenas quechuas y aymaras, y en sus luchas—para nada sangrientas ni contra un ejército enemigo, sino por sobrevivir el día a día en el territorio inhóspito en el que deambulan a miles de kilómetros de sus hogares. Divididos, delirantes y abandonados, van en busca del enemigo paraguayo que nunca encontrarán.
Los diálogos con el capitán alemán y oficiales mestizos son en español y sobre la guerra; sin embargo, los soldados del régimen conversan en sus lenguajes nativos y muy poco sobre la guerra que nada tiene que ver con ellos, y en la que se ven obligados a participar. Es allí, en medio de esos diálogos, donde la película nos va demostrando el verdadero enemigo del regimiento: mantener su humanidad en medio del abandono, tanto físico, pero en particular psicológico, que se empieza a notar cada vez más en la segunda mitad del filme.
Perfecta y exquisitamente, un bolero de caballería (género musical boliviano relacionado con la guerra y la muerte) es empleado para anunciarnos ese punto donde llegará a notarse aún más el enemigo silencioso e interno al que se enfrentarán Liborio, Ticona y el resto de la tropa.
El silencio del Chaco y la aridez del mismo sirven de soporte para entender el abandono y naufragio de su misión. El territorio toma cada vez más protagonismo, aunque siempre lo vemos resumido y desde el punto de vista de los soldados, esto gracias a un excelente trabajo de cámara que retrata de cerca la experiencia de los protagonistas. Todo esto transporta al espectador a sentir la incertidumbre de los soldados, y una especie de claustrofobia ajena.
Al igual que la cinematografía, el trabajo sonoro de la película es un gran acierto que eleva la narrativa y ayuda a entender aún más el mensaje de Mondaca. Se puede apreciar, gracias a ese silencio, el por qué del desequilibrio que se empieza a apoderar del grupo, ilustrando la soledad en la que se encuentran. Quizás el interés de encontrar el enemigo no es para luchar, pues los soldados no parecen estar muy interesados en el lado bélico del enemigo; quizás es para saber que no están solos en medio del Chaco sin agua ni viveres.
‘Chaco’ tuvo su estreno mundial en el Festival de Rotterdam, pasó por Ficunam, y actualmente puede ser vista virtualmente hasta el 7 de octubre en el AFI Latin American Film Festival. Puedes seguir a su director @DiegoMondacaG para estar al tanto de las próximas paradas de ‘Chaco’, incluyendo su paso por FICValdivia y su eventual estreno en Bolivia.