Cámara Lenta Entrevistas

Dominga Sotomayor y la nostalgia de un tiempo perdido [Entrevista]

«Creo que nunca podría escribir algo sobre un personaje que no tiene algún elemento de alguien que yo conozco,» comenta la directora chilena Dominga Sotomayor mientras describe su más reciente trabajo y segundo largometraje ‘Tarde para morir joven’. «Siempre trabajo con materiales personales, pero no quiere decir que sean autobiográficos. Me inspiro en algunos personajes reales, otros son ficticios…hay cosas de mi vida en distintas épocas, también de mis hermanos y vecinos.»

‘Tarde para morir joven’ cuenta la historia de Sofía (16), Lucas (16) y Clara (10), vecinos que viven sus primeras desilusiones y miedos en una comunidad aislada a los pies de Los Andes durante el verano de 1990, cuando aparecía la libertad tras el final reciente de la dictadura en Chile.

Con motivo del estreno comercial de ‘Tarde para morir joven’ (Too Late to Die Young) en Estados Unidos, conversamos vía telefónica con la galardonada directora.

Tarde para morir joven (2018)

Cine Casual: Dominga, ¿por qué crees que es tarde para morir joven?

Dominga Sotomayor: Para mi tiene que ver un poco con el punto de partida de la película. Así como la película deja muchos espacios abiertos, yo quería que el título fuera abierto, y es algo que le puede razonar a la gente de distintas formas. Para mi tiene que ver con dos cosas: con imaginarme a estos jóvenes que se sienten muy viejos para su edad; eso fue un poco el gatillante para la escritura. ¿Por qué se sienten tan viejos siendo tan jóvenes? ¿Qué pasó ahí? También creo que «tarde para morir joven» implica que ya es tarde para algo, para volver a algo. Hay una pérdida temprana de ciertas ilusiones. Y que por una parte tiene que ver en una capa con los personajes jóvenes, y en otra capa tiene que ver con Chile. Con un país también adolescente y que había perdido muchas ilusiones después de la dictadura, aprendiendo a vivir con una nueva libertad, con la democracia.

CC: Mencionas que los personajes se sienten muy viejos para su edad. ¿Te sentías mayor cuando eras adolescente? 

DS: Siempre que empiezo a trabajar en una película, lo que me llama la atención son los contrastes. Por un lado, fue una infancia alucinante, rodeada de la naturaleza—que creo que me marcó mucho la vida y mi trabajo—la cercanía con personas de distintas edades, esa vida como un poco precaria en medio de la naturaleza. Fue como muy bonito, y por otro lado, toda esa familiaridad y esa cosa tan natural tenía su otra cara que era como estar un poco expuesto siendo muy niño a los adultos, quizás un poco sobre informados, y creo que eso nos forzó un poquito a crecer un poco rápido y siempre tuve la sensación de ser vieja, quizá lo que dice Clara en un momento: “soy muy chica por fuera pero vieja por dentro”. Daba esa sensación de ser un poco más viejos de lo que parecíamos.

Tarde para morir joven (2018)

CC: Creciste en un lugar similar al que vemos en la película. ¿Volverías a vivir en la Comunidad Ecológica? ¿Qué es lo que más extrañas de vivir ahí?

DS: Si, o sea, lo que pasa es que, el punto de partida también de la película tiene que ver con una imposibilidad de eso; ya no es posible. La comunidad ya no es lo mismo, ya no existe ese nivel de desconexión. Sería mucho más radical que en esa época. Siento que hay una nostalgia por un tiempo que perdimos, ya no existe ese tiempo muerto. Hay un tiempo que me dan ganas de recuperar, que tiene que ver con ese tiempo que no existía la internet, que no había teléfono, de ir a la casa del vecino a tocarle la puerta. Me gustaría vivir de nuevo en la naturaleza, no se si en la misma comunidad ecológica. Mi mamá sigue viviendo ahí, es una posibilidad, pero es muy distinto a como yo lo viví cuando chica. Ahora está muy cerca de la ciudad, hay muchas casas, pero tengo una conexión muy cercana con ese lugar y me gustaría eventualmente vivir ahí o al menos la mitad del tiempo en la naturaleza. Yo crecí así; hay algo que tiene que ver con vivir así que…se sienten las estaciones del año, por ejemplo. En la ciudad eso no se funde, me encantaría vivir así. Tener menos para ser libre.

CC: La película toca muchos temas, entre ellos el de la transición. ¿Qué significó este proyecto para ti? ¿Hubo alguna transición en ti? ¿Un antes y un después de la película?

DS: Todavía estoy como demasiado cercana a la película para poder decirlo pero, de todas maneras, creo que es muy bonito como uno parte un proyecto en un estado—y las películas llevan tanto tiempo—pasaron por lo menos cuatro años para poder hacerla y en esos cuatro años yo cambie mucho también. Hice otras cosas entre medio, cambió mi vida. Entonces todo eso va quedando como en distintas capas de la película. Yo creo que es como una especie de arqueología; van quedando como ciertos estados de uno en el guión. Quizás, por ejemplo, cuando empecé la película estaba más cerca del punto de vista de Clara, y terminé estando más cerca de otros personajes. Creo que me siento como un poco más segura o más clara de lo que quiero hacer para adelante. Estoy en una etapa distinta de mi vida, con menos miedo a hacer cosas más radicales. Algo que me cambió harto es que quiero hacer menos cosas; creo que esto fue como una clausura de un tiempo muy productivo y muy en «el hacer», y ahora estoy como tratando de recuperar ese tiempo también. Estoy en una búsqueda de estar como con menos cosas, estoy dejando de hacer, estoy tratando de producir menos pelis, estoy concentrada en la escritura, en leer, en estar en la naturaleza, en un lugar que estamos abriendo, un nuevo cine en Santiago que se llama CCC (Centro de Cine y Creación), y para mi es super importante; un proyecto muy grande que es como básicamente hacer un cine chiquitito de cine independiente en Santiago, y quiero ponerle mucha energía a eso. Es un proyecto colectivo, creo que puede ser un aporte a la ciudad y estar al menos la mitad de mi tiempo en eso.

Tarde para morir joven (2018)

CC: En otras entrevistas has dicho que crees que el cine tiene la posibilidad de capturar las cosas que se escapan, lo efímero, y eso te motiva. ¿Qué se te ha escapado que quieres capturar en un futuro proyecto? 

DS: Ja, interesante…chuta, qué difícil (risas). Yo creo que tiene que ver con el tiempo siempre, tiene que ver con capturar un tiempo. Como, si es que lo que no tenemos en lo cotidiano es tiempo, lo que me dan ganas es que las películas recuperen ese tiempo y le den un tiempo al espectador. Por eso creo que me motiva tanto hacer estas películas que no están tan completas, porque, son las películas que entremedio tienen unos espacios en negro donde el espectador puede proyectar su propia película o conectarse con el mismo. Creo que ahí se genera cierta incomodidad y reflexión. En el futuro, no lo se, no se porque va a ser algo que va a ir surgiendo espontaneamente. La verdad es que si hay algo que me interesa, tiene que ver como con los no territorios. Es algo que estoy explorando. Los limbos, con lo que está entremedio. Siempre he estado en eso pero ahora lo quiero llevar un poco más lejos. Me encantaría hacer una película que uno no sabe donde está, por ejemplo. Que el territorio es indefinido. Creo que ‘Tarde para morir joven’ para mi ha sido  como una especie de cierre de una etapa de un cine bien personal, con hartos elementos personales, y que ahora me gustaria llevar mi trabajo a otro nivel quizás. Siempre va a ser personal, pero va a ser como con elementos menos claramente relacionados con mi vida. Me gustaría alejarme un poco de mi propia historia en una capa más literal.

CC: ¿Cómo ves el estado del cine chileno?

DS: Yo creo que es un momento bien interesante. Lo más visible ha sido el Oscar y los premios que llaman más la atención, pero yo creo que son como la parte más visible de una cosa que está pasando en Chile. Por ejemplo, ahora hay un montón de jóvenes haciendo cortometrajes, super talentosos, hay más escuelas de cine que nunca, hay como mucho interés en hacer películas y eso me parece muy bonito porque el cine es patrimonio, captura nuestra cultura y creo que entre más puntos de vista hay sobre la vida—que realmente esas son las películas que a mi me interesan, que son puntos de vista diferentes sobre las cosas—mujeres y hombres de distintas procedencias, personas diferentes, más interesante, ¿no? Más interesante el registro que va quedando en nuestra historia y las reflexiones que podemos tener a partir de eso. Creo que hace unos años el cine chileno se podía definir, era como un cine mucho más…como una unidad, siempre con temas más o menos parecidos, como con cierta visualidad parecida, y ahora para mi sería imposible definir como es el cine chileno. Es explosivo, creo. Eso lo encuentro super interesante. Quizás en 10 años más podemos mirar para atrás e identificar algunos elementos comunes, pero lo que me encanta ahora es que cuesta definirlo. Es como un momento muy expansivo, con gente de distintas generaciones. También es interesante que por primera vez hay directores que uno puede identificar con una carrera. Hasta hace unos años uno podía decir una película aislada, pero ahora uno puede decir “la película de José Luis Torres Leiva, la de Pablo Larraín, de Lelio, de la Maite Alberdi.” Uno puede ver directores que, después de varios años, ya tienen como un cuerpo de cosas y eso es interesante y creo que habla de una “industria” que está creciendo y madurando. Lo que nos falta es que se siga celebrando en Chile, creo. Ese es como el gran desafío; creo que se produjo un “gap” muy grande entre el nivel de producción y el nivel de exhibición en Chile. Tenemos que trabajar mucho en la formación de audiencia, ojalá que hayan más cines, hayan más espacios para el cine chileno pero también para el cine independiente y autoral del mundo en Chile, porque eso es lo más difícil de hacer. Ahora son más de 40 películas chilenas al año, pero los lugares de exhibición son los mismos y el público tampoco ha crecido, entonces está como súper desafiante.

CC: Pero con el Centro de Cine y Creación (CCC) las cosas van a comenzar a cambiar…

DS: ¡Claro, así espero!

Dominga Sotomayor, ganadora del Premio Leopardo a la Mejor Dirección en la pasada edición del Festival de Cine de Locarno, siendo la primera vez en las 71 ediciones del prestigioso festival suizo que una mujer obtiene el galardón.

‘Tarde para morir joven’ (Too Late to Die Young) tendrá su estreno comercial en Estados Unidos el 31 de mayo en Film at Lincoln Center, seguido por otras ciudades.  

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